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El cambio climático es también una emergencia sanitaria

El cambio climático es también una emergencia sanitaria. El calentamiento está creando condiciones más favorables a la propagación de enfermedades mortales transmitidas por vectores, como la fiebre del dengue, la malaria y el Vibrio (bacteria del cólera); mató a 296.000 personas mayores en 2018, y está reduciendo el rendimiento de los principales cultivos. Así lo indica el informe de The Lancet Countdown sobre Salud y Cambio Climático.

Ningún país, sea pobre o rico, se libra de los impactos que está causando en la salud la crisis climática, señala el informe. En él se indica que si no se adoptan medidas de acción urgentes, el calentamiento amenazará más la salud global; alterará la vida, los modos de vida y el sustento de buena parte de la población, y sobrecargará los sistemas sanitarios.

“Las amenazas a la salud humana se están multiplicando e intensificando debido al cambio climático; y, a no ser que cambiemos de rumbo, nuestros sistemas sanitarios corren el riesgo de verse desbordados en el futuro”, señala Ian Hamilton, director Ejecutivo de The Lancet Countdown. “La pandemia nos ha demostrado que cuando la salud se ve amenazada a escala global, nuestras economías y modos de vida pueden llegar a paralizarse”, alerta Ian Hamilton

El cambio climático está afectando, por ejemplo, al riesgo de padecer enfermedades infecciosas, incluyendo las transmitidas por vectores, alimentos y agua.

Incidencia de dengue

Cada vez se dan condiciones más idóneas

Desde 1950, la susceptibilidad climática para la transmisión de la fiebre del dengue ha aumentado un 8,9% para el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) y un 15% para el mosquito tigre (Aedes albopictus).

Entre 2015-19, la idoneidad para la transmisión de la malaria en las zonas montañosas se ha incrementado un 39% en la región africana y un 150% en la región del Pacífico Occidental de la OMS en comparación con la década de los años 50.

Aunque en Europa la susceptibilidad climática del dengue se mantiene baja, en el año 2018 se registró un aumentó del 36% y el 41% (respectivamente para ambas especies de vectores) con relación a los datos de los años 50.

Asimismo, desde 1982 las zonas de costa propensas a sufrir brotes de infecciones por Vibrio (bacteria del cólera) ha crecido en 61% en los países Bálticos, y un 99% en el noreste de los Estados Unidos.

Aumento del 54% entre las personas de más de 65 años

Muertes por olas de calor

Los autores del informe señalan que los devastadores incendios forestales en Estados Unidos de este año así como los huracanes y tormentas tropicales en el Caribe y el Pacífico (que se dieron a la vez que la pandemia) ilustran la necesidad de abordar estas crisis de manera integral.

En este sentido, se reclama una respuesta unificada y conjunta a estas crisis para mejorar la salud pública, crear una economía sostenible y proteger el medio ambiente.

El informe Countdown desvela que en las dos últimas décadas se ha registrado un aumento del 54% en el número de muertes relacionadas con el calor en personas mayores de 65 años (según muestra la comparación de datos del período 2000–04 con el 2014–18.

El resultado es un alto peaje: 296.000 fallecimientos de personas mayores en 2018, concentradas en gran manera en China (62.000 muertes), India (31000), Alemania (20.200) y Estados Unidos (19.000) y Rusia (18.800).

El calor está afectando cada vez a más nuestra capacidad de trabajar al aire libre en las regiones en desarrollo, lo que tiene implicaciones económicas importantes, como la pérdida de productividad y las bajas laborales.

India e Indonesia son los países más afectados, pues han sufrido pérdidas de potencial capacidad laboral equivalente al 4-6% de su producto interior bruto.

El calor y la sequía también provocan aumentos drásticos en la exposición a incendios forestales, lo que da como resultado quemaduras y daños en corazón y pulmones, debidos al humo y al desplazamiento de comunidades.

La población de 114 países ha sufrido un aumento en el número de días en que ha estado expuesta a un nivel de riesgo extremadamente alto de padecer incendios forestales desde principios de la década del 2000; los Estados Unidos vieron uno de los mayores incrementos.

Entre 1981 y 2019, el rendimiento de los cultivos de maíz, trigo de invierno, soja y arroz ha seguido una tendencia constante a la baja, de manera que se han dado reducciones relativas del 5,6% para maíz, del 2,1% para trigo de invierno, del 4,8% para la soja y del 1,8% para arroz.

En el caso del maíz, la mayoría de los países vieron una disminución de la duración del crecimiento de los cultivos, de manera que grandes áreas de Sudáfrica, EE. UU. y Europa tuvieron reducciones en sus temporadas de cultivo de más de 20 días, con una disminución de más del 14% para la duración en el crecimiento de estos cultivos con relación al periodo 1981-2010.

Recuperar las metas

Reducir el riesgo de futuras pandemias

Pese al crudo panorama descrito, los 120 académicos y médicos líderes mundiales que firman el informe aseguran que, si se adoptan medidas urgentes para abordar el cambio climático y se aplican los planes acordados para detener el aumento de temperaturas globales por debajo de 2 °C, se podría contrarrestar la situación: reducir estos impactos y conseguir beneficios para la economía y la salud.

Al mismo tiempo, estas acciones podrían reducir el riesgo de futuras pandemias, ya que los impulsores del cambio climático pueden también conllevar riesgos de pandemia zoonótica (causadas por enfermedades infecciosas que pasan de animales no humanos a humanos).

El informe, elaborado una colaboración entre expertos de más de 35 instituciones – incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS) y World Bank, y dirigido por University College, de Londres – se publica en el quinto aniversario del Acuerdo de París, cuando el mundo se comprometió a limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2 ° C.

Wenjia Cai, director del recientemente inaugurado Centro Regional de The Lancet Countdown para Asia, que tiene su sede en la Universidad de Tsinghua, en Pekín, comentó: “Debemos hacer frente al peor panorama para la salud pública jamás visto en nuestra generación. No alcanzar nuestros compromisos climáticos podría significar que algunos de los objetivos clave de desarrollo sostenible se sitúen fuera de nuestro alcance”.

Un descenso de 50.000 en tres años

Menos muertes por carbón

El informe destaca que, si se limitan los aumentos de temperatura muy por debajo de los 2 ° C (y convergen las acciones de mitigación climática con las de prevención de pandemias) el planeta podría alcanzar beneficios en los ámbitos de salud y la economía a corto y largo plazo.

El gran efecto beneficioso sería una reducción de los 7 millones de muertes anuales causadas actualmente por la polución atmosférica (provocada en gran parte por la combustión de combustibles fósiles). En este punto se destaca que las muertes prematuras atribuidas al uso del carbón (causadas por las partículas ultrafinas, con un diámetro máximo de 2,5 micras: PM2,5) están disminuyendo rápidamente, y han caído de 440 000 en 2015 a 390 000 en 2018.

Asimismo, en la región europea de la OMS se han empezado a dar pasos para promocionar la energía y el transporte más limpios, lo cual ya ha provocado un descenso en el número de muertes por contaminación ambiental (por partículas ultrafinas, PM2,5); se ha pasado de 62 por 100.000 en 2015 a 59 por 100.000 en 2018.

Beneficios económicos

Las mejoras en la salud podrían, a su vez, aportar miles de millones en beneficios económicos.

Por ejemplo, las mejoras en la calidad del aire en la Unión Europea en los cinco años previos a 2019 podrían valorarse en aproximadamente 8.800 millones de dólares americanos cada año, si se mantienen constantes.

Po otro lado, dado que la producción de alimentos provoca una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases invernadero, el informe sugiere que existe una oportunidad de examinar algunos de los 9 millones de fallecimientos relacionados con una dieta pobre.

La mortalidad por la ingestión de carne roja ha aumentado en un 72% en 30 años

La dieta alimentaria y para el planeta

De la misma manera, como el ganado está particularmente relacionado con un nivel elevado de emisiones de efecto invernadero, el informe explora las muertes por exceso de consumo de carne roja.

Los autores revelan que la mortalidad por esta causa alcanzó las 990.000 muertes en 2017, lo que supone un aumento del 72% desde 1990.

De hecho, una dieta poco saludable es uno de los principales factores de riesgo de muerte prematura, tanto a nivel mundial como en la mayoría de las regiones.

Por lo tanto, una menor dependencia de este consumo y una mayor variedad de sistemas alimentarios redundaría en una salud personas y “planetaria”, se señala.

La mitad de los países tiene plan

Capacidad de los sistemas sanitarios

“El cambio climático abre una cruel brecha que aumenta las desigualdades sanitarias existentes entre los países. Nuestro informe muestra que, al igual que en el caso de Covid-19, las personas mayores son particularmente vulnerables, y aquellos con una gama de condiciones preexistentes, incluyendo asma y diabetes, sufren riesgos aún mayores”, señala Hugh Montgomery, copresidente de The Lancet Countdown y médico de cuidados intensivos,

El resultado es que la capacidad de los sistemas sanitarios para gestionar los impactos futuros todavía no es suficiente, a pesar de las mejoras. Tan solo la mitad de los países encuestados ha redactado planes nacionales de salud y clima, y entre ellos solamente cuatro presentan una financiación nacional suficiente; asimismo, menos de la mitad de países ha llevado a cabo evaluaciones sanitarias de vulnerabilidad y adaptación.

Mientras tanto, un porcentaje elevado de las ciudades encuestadas en todo el mundo (dos terceras partes) prevé que el cambio climático va a poner en serio peligro los sistemas e infraestructuras sanitarias públicas.

“Las llamas, las inundaciones y el hambre no respetan fronteras nacionales ni cuentas bancarias: la riqueza de una nación no ofrece protección ninguna contra los impactos que incluso con un aumento medio temperatura de 1,2 ° C puede causar en la salud” , añade Montgomery.

Crisis convergentes de pandemia y clima

Prioridad a la acción para afrontar la crisis climática

Un editorial de la publicación The Lancet afirma que el cambio climático y el riesgo de pandemia zoonótica tienen los mismos elementos precursores o impulsores, factores que se entrelazan de forma inseparable de forma que pueden ser gestionados conjuntamente. El cambio climático y sus impulsores dañan el medio ambiente a través de la urbanización, la agricultura intensiva y los sistemas alimentarios insostenibles; también el transporte aéreo, el turismo, el comercio y los modos de vida fomentados por combustibles fósiles crean a su vez condiciones que promueven las zoonosis.

“Si queremos reducir el riesgo de futuras pandemias, debemos dar prioridad a la acción para afrontar la crisis climática, una de las fuerzas más poderosas causantes de zoonosis hoy en día”, indica Richard Horton, editor jefe de The Lancet. Para este especialista, ahora es el momento de tomarnos combatir la emergencia climática, proteger la biodiversidad y fortalecer los sistemas naturales.

Existe una verdadera oportunidad de alinear las respuestas a la pandemia y el Cambio Climático

Maria Neira, Directora del departamento de Salud Pública de la OMS

María Neira, directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó que se “están invirtiendo globalmente miles de millones en ayudas económicas y paquetes de estímulos”.

Por eso, opina y que “existe una verdadera oportunidad de alinear las respuestas a la pandemia y el cambio climático y declarar una triple victoria: la mejora de la salud pública, una economía sostenible y proteger el medio ambiente”. No obstante, “el tiempo apremia”. Si no nos enfrentamos a la vez a estas crisis convergentes, continuará el crecimiento en el uso de combustibles fósiles, con lo que el objetivo mundial de 1,5 ° C se situará “lejos de nuestro alcance” y se condenará al planeta “a un futuro lleno de riesgos para la salud provocados por el clima”.

Fuente: La Vanguardia